sábado, 4 de enero de 2014

"Proceso de Reorganización" de la "Democratización de la Palabra"

Mientras el año 2013 se esfumaba con terribles postales como la ola de saqueos producto del paro extorsivo de la policía y los padecimientos de miles de ciudadanos en todo el país ante la carencia de agua y los ininterrumpidos cortes del servicio eléctrico, el nuevo año interrumpía las señales televisivas y los partes de prensa con la noticia de un funcionario kirchnerista que agredía a un grupo de periodistas de la señal televisiva de noticias del grupo Clarín, TN, en Copacabana, Río de Janeiro, Brasil. El periodista Ignacio Otero, el camarógrafo Marcelo Funes y el sonidista Martín Magaldi se encontraban en Brasil para investigar cómo hacía, el director de la Administración Federal de Ingresos Públicos, Ricardo Echegaray, para pasar los últimos días del año en el exterior haciendo uso de dólares en sus gastos siendo él mismo uno de los impulsores del control de la salida de esta moneda fuera del país. 
Apenas conocido el hecho, la Comisión Interna de Delegados de Prensa de los noticieros de Canal 13/TN (UTPBA) relató en su cuenta oficial de Twitter:
"repudiamos y lamentamos las agresiones físicas sufridas por Ignacio Otero, Marcelo Funes y Martín Magaldi por parte de custodia de Echegaray"
"es inadmisible e intolerable la situación violenta que vulnera la integridad física de nuestros compañeros y cercena todo tipo de libertad"
"es una bravuconada y una actitud deleznable mandar a pegar a un equipo periodístico tan sólo por no estar de acuerdo con la tarea realizada"
El hecho causó conmoción en los círculos y asociaciones de periodistas y trabajadores de prensa. La Asociación de Entidades Periodísticas Argentinas (ADEPA) condenó el hecho al que ponderó como "brutal". Lo propio hizo el  Foro de Periodismo Argentino (FOPEA) al tiempo que emitió su solidaridad con los periodistas víctima de los ataques y amenazas. En el plano gremial, lo ocurrido no movió el péndulo de las burocracias sindicales. Descartando la posibilidad de que la CGT Balcarce denuncie y condene el hecho, la CGT Moyanista tampoco dijo nada al respecto. Ni qué decir la CTA Michelista o la CTA Yaskysta quienes tampoco se dignaron a emitir un sólo comunicado mostrando solidaridad con las víctimas u ofreciendo apoyo legal y/o médico.
La situación deja en evidencia una conclusión determinante: la defensa irrestricta y consecuente de los derechos de los trabajadores de prensa sólo es posible en el marco de las organizaciones independientes de la estructura sindical aliada al Estado, la patronal y las camarillas de burócratas. Sólo por citar dos ejemplos, el Colectivo de Trabajadores de Prensa reprodujo en su blog, el comunicado oficial de la Comisión Interna de Canal 13/TN, lo mismo que la La Naranja de Prensa que en su sitio oficial dice: "repudiamos enérgicamente este nuevo ataque contra trabajadores de prensa, nos solidarizamos con los compañeros del equipo agredido y llamamos al conjunto del gremio a pronunciarse ante este grave hecho".
La agresión al equipo periodístico de Canal 13/TN por parte de Echegaray no es nueva si se tiene en consideración la demanda iniciada por él contra el periodista del diario Clarín, Matías Longoni, en el año 2009 tras la publicación de una noticia en la cual se relata una operación irregular de parte de la Oficina Nacional de Control Comercial Agropecuario (ONCCA) en el otorgamiento de $10 millones de pesos en carácter de subsidios a una empresa de engorde de ganado de la localidad de Carlos Casares, provincia de Buenos Aires. La nota denuncia al titular de la AFIP de quien dependía, por aquél entonces, la ya disuelta ONCCA. 
A su vez, la situación ilustra de manera clara que la pretendida democratización de la palabra y la pluralidad de voces era tan sólo una fantasía irrealizable que operó como máscara de una de las legislaciones más marcadamente capitalistas en materia de regulación de medios audiovisuales: la ley 26.522. Una ley que tan sólo permite una reestructuración de holdings mediáticos, no la apertura de un proceso de intervención y construcción de las masas en un nuevo paradigma de comunicación. Frente a la inagotable fuente de slogans con la cual fue bautizada la nueva legislación, la realidad dinamita el edificio de pies de barro que supo construir el kirchnerismo con los discursos de más medios, más voces y más trabajo. Las agresiones se enmarcan en el ajuste a los trabajadores de prensa que es en quienes recae la crisis económica incontenible que supo construir la década ganada. En la estructura propietaria de medios que posee el Grupo Clarín, por ejemplo, se están produciendo despidos y situaciones de apriete a los trabajadores de prensa. Han sido despedidos siete periodistas de la sección Deportes del "gran diario argentino" y también en La Voz del Interior de Córdoba. Sin embargo, la ola de despidos no culmina en "la corpo" sino que se extiende hasta los mismos multimedios aliados al Gobierno. Ha sido el Grupo Indalo, propiedad del empresario K Cristobal López, el que ha hecho efectivo el despido de 25 trabajadores de prensa de C5N y Radio 10. A través de un comunicado que no tiene desperdicios, ya que las palabras no son casuales, el Grupo Indalo ha comunicado los despidos catalogándolos como "Proceso de Reorganización". Sí, como en la dictadura. 
Quizás todavía exista aquél que no se haya percatado de la real orientación de la nueva ley de medios y que clame su efectivo cumplimiento, quizás haya otros que vean en estos despidos, agravios y agresiones a los trabajadores de prensa la plena ejecución de la ley. Después de todo, hasta la misma Corte Suprema de Justicia expresa en su fallo final sobre la Ley de Medios que: 
"A pesar de la reducción de la rentabilidad, la compañía puede restablecer el equilibrio en el flujo de fondos ajustando algunas variables, tales como prescindir de empleados en las regiones que dejería de operar, incrementar los precios del servicio y reducir las inversiones de capital en forma proporcional a la disminución del tamaño de la empresa" (inc. 32)
Las agresiones revelan una postal contundente del periodismo en tiempos de kirchnerismo, o bien la situación de la prensa en el orden del bonapartismo. 

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