miércoles, 11 de diciembre de 2013

Saqueos, policías y el régimen de los caudillos ¿el fin de lo que fue en un principio o el principio del fin?

La crisis política desatada tras los acuartelamientos policiales en distintas provincias del país evidencia una crisis de mayor envergadura que excede el mero "reclamo salarial". Los kirchneristas festejan un nuevo aniversario de la democracia mientras les permite soslayar el estado de sitio en provincias donde la situación ha pasado a un cuadro de tensión inusitado por las olas de saqueos masivos y de enfrentamientos con la Gendarmería y hasta con los mismos comerciantes que resisten armados dentro de su propiedad comercial. A su vez los vecinos en los barrios han improvisado barricadas y hasta se han formado precarias milicias barriales. 
La derecha, por su parte, hace mención del orden, de su inmediata restauración y un desesperado llamado a la paz social. Los medios de comunicación de la burguesía, en sintonía con los partidos políticos patronales, no cesan de mencionar en sus títulos el caos, el terror y la anarquía. El clima simula ser apocalíptico. 
El "reclamo" policial, lo que en términos concretos, en la estructura de la sociedad capitalista se trataría más bien de una extorsión, pone en jaque la organización de la sociedad misma y la relación del Estado en la intervención de los conflictos sociales. La policía es la base misma del sostén del Estado burgués ya que es ella misma la que resguarda la división de clases existente mediante el monopolio de la fuerza represiva. Es gracias al accionar represivo de las fuerzas armadas que la sociedad capitalista mantiene intacta las escalas sociales y contiene el desarrollo de las conquistas sociales en manos de las clases sociales desposeídas de los medios de producción. Pero el problema no se agota allí, sino que es mucho más profundo ya que la misma Policía es la que se ha visto involucrada en las redes de narcotráfico, de trata de personas, de gatillo fácil, de violaciones dentro de las comisarías, de abusos y torturas y hasta de encubrimientos en distintos casos de gran repercusión y resonancia en los que se encuentran involucrados los Hijos del Poder, como lo es el caso de Paulina Lebbos en Tucumán. 
El incremento en el valor del salario de la Policía de ninguna manera va a atenuar o inhibir las prácticas mafiosas a la que toda la sociedad ya se ha acostumbrado. La misma escala salarial de los efectivos policiales es perversa: bajos sueldos a los oficiales de bajo rango que "complementan" su salario sobre la base de extorsiones, aprietes, amenazas, coimas y hasta el mismo robo mientras los "capos" de la Policía trafican influencias y negocian con sus pares de las mafias y bandas organizadas. 
La situación ha pasado a un "stand by" tras distintos acuerdos a los que han arribado los policías y los gobiernos de distintas provincias. En el caso de Tucumán, por ejemplo, a pocos minutos de firmado el acuerdo salarial, la división de Infantería salió desde dentro de la Casa de Gobierno a cumplir con su función específica dentro de la sociedad capitalista: la represión a los ciudadanos que se manifestaban por la insostenible situación de saqueos, robos y crímenes que, a dos días de iniciado el conflicto, se cobró la vida de una decena de personas. Lo que antes hubiera sido una represión con un salario de $4.500 pesos ahora pasó a ser una represión con un salario de $8.500 pesos. Nada cambió.
La extorsión policial que dejó provincias enteras libradas a los desmanes de los saqueadores pone de manifiesto cuál es la verdadera preocupación de la clase gobernante y el rol del Estado burgués. En tan sólo dos o tres días de inactividad, los policías lograron un aumento casi "automático" para cumplir la función de represión y sostenimiento del status quo mientras que los reclamos de docentes, trabajadores de la salud, tercerizados y demás trabajadores precarizados lleva meses e incluso años de lucha, represión mediante,  con muchas de esas luchas inconclusas o sin un resultado satisfactorio. A los ojos del Estado burgués tiene mucho más peso las balas de los uniformados azules que las condiciones de educación, salud y trabajo de la sociedad.
En este cuadro, la conciencia social sobre el rol de la Policía y el accionar del Estado se ha clarificado en relación a conflictos precedentes. Ya no sólo se trata de la denuncia sobre la institución represiva sino del hartazgo mismo de la casta gobernante. Por redes sociales, portales noticiosos y en la misma calle se ha puesto de manifiesto la intención de la sociedad: ponerle fin a este régimen de caciques y caudillos como lo es el del Alperovich en Tucumán. Están previstas movilizaciones multitudinarias para exigir su renuncia. Está por verse si el reclamo de los "azules" da pie al principio del fin o sólo fue el fin de lo que fue en un principio. 

sábado, 30 de noviembre de 2013

No es el Género, es el Capitalismo

Las mayorías de las leyendas y consignas reivindicativas, que circulan por las redes sociales y por la web en general, relativas a la defensa de los derechos de las mujeres y el movimiento feminista están referidas a la liberación de la mujer y la conquista de sus espacios en la sociedad autoritaria y patriarcal actual. Existen aquellas cuyo énfasis se halla en la crítica hacia el patriarcado y la estructura e ideología machista sobre la que se asientan las relaciones sociales. La fraseología varía según el contexto específico de la problemática de género en particular que se denuncie. Así, sobre la lucha contra las redes de trata de personas con fines de explotación sexual se clama "Sin clientes no hay trata", responsabilizando sólo al pérfido ciudadano consumidor de mujeres -y que constituye un eslabón importante en el sostenimiento de la cadena de explotación- pasando por alto el terrible trasfondo político y económico que involucra al Estado como cómplice de las mafias que operan secuestrando mujeres. Otra de las consignas que se ubican en este mismo sentido es aquella que reza "El violador no es un enfermo. Es un hijo sano del patriarcado". Ésta, lo mismo que la citada anteriormente, dimensiona sólo una parte del problema que es un derivado de la estructura económica de la sociedad. Su crítica se enfoca sólo en el patriarcado como si éste estuviera deslindado de la organización económica que determina las relaciones de producción, de vida, de consumo y de formación cultural de la población. En fin, son consignas que dirigen la crítica de la situación de opresión de la mujer por fuera y sin consideración de la opresión que le imprime el propio capitalismo a la mujer trabajadora.
Otras citas, que incluso reconocen la necesidad de un nuevo sistema de relaciones de producción, tales como "Sin feminismo no hay socialismo" también pecan en su formulación: ningún feminismo es posible sin antes combatir el capitalismo y las condiciones de opresión que perpetúan sobre las mujeres y la reproducción de esquemas ideológico-culturales. 
La crítica a este repertorio de fraseología feminista no se presenta como una crítica de forma o sólo de contenido en oraciones que se propagan por redes sociales y plataformas cibernéticas sino que está orientada a la crítica de la concepción política que emana de ellas, ya que es a partir de la perspectiva y caracterización política del sistema económico, político y social imperante que garantiza la opresión hacia la mujer que se generan estas consignas que pretenden reivindicar el rol de la mujer en la sociedad [capitalista].
De lo que se trata no es de la oposición entre género o sexos, sino que por el contrario es la lucha consecuente contra el sistema que determina esta opresión hacia la mujer trabajadora sobre la base de innumerables instrumentos y herramientas represivas en instituciones religiosas, culturales, académicas y morales. 
Es una lucha clasista y, por lo tanto, revolucionaria. 
Lo expuesto hasta aquí lo describe de manera clara y sucinta un documento del Plenario de Trabajadoras, titulado Opresión y lucha de la mujer trabajadora:


"Desde sus orígenes los revolucionarios impugnaron a las corrientes políticas feministas que sostienen que la liberación de la mujer es un problema “cultural”, que une a todas las mujeres, sin diferencias de clase, y enfrenta a un sexo con el otro. Y que esperan resolver el problema “cultural” sin tocar la propiedad privada de los medios de producción. No es sexo contra sexo, es clase contra clase.
"Mientras la producción no tenga un carácter social no habrá una verdadera emancipación femenina. La liberación de la mujer exige enfrentarse al capitalismo y a todas sus formas de dominación política" 

"No es sexo contra sexo, es clase contra clase"
Obra presentada en el marco de la Jornada Política y Cultural "Las mujeres por nuestros derechos" organizado por el Plenario de Trabajadoras del Partido Obrero. Jujuy, 28 de Nov. 2013

jueves, 1 de agosto de 2013

Ophidia

Vieja reina inmortal
¿acaso no son tus miradas las flechas
que arden en el cielo llamadas estrellas?
¿No es sino tu piel la digna madre del desierto?

Y si alguna vez cruzaste tu cuerpo
¿fue para abrazarte o para acorazar a tu presa?
Pecadora, tentadora indiscutida
Cuando naciste: ¿fue un volcán tu padre o un dragón tu madre?

Tu lengua es un látigo
Tus colmillos, la prisión perfecta de tu caza
Tu sangre reposa en un grial ardiente
Y tu veneno es el deleite de los diablos.

Desafiaste a los dioses y meritorio fue tu trabajo
Sobre los árboles acosaste a los hombres
Tu híbrido cuerpo será santificado,
orgías satánicas esperan por nosotros.

La perversión del ojo virgen
La malformación de la naturaleza
Aterradora diosa mística
Una llaga en la putrefacta tierra.

Inspirada en cadenas fuiste creada;
De la hoguera de los árboles, del llanto de la luna
Con fuego naciste, con aire creciste
De agua alimentada, con tierra fallecida.

Es tu escamosa piel el dolor de la arena
¡Oh vieja reina inmortal!
Que imperas en nuevo y viejo mundo
Muéstranos por siempre tu agresiva belleza

domingo, 14 de julio de 2013

La espera

"Cuando Prometeo abrió la caja de Pandora, de ella
se  escaparon todos los males. Menos uno. Ese mal
que quedó adentro es el peor de todos, y es la esperanza.
La esperanza es el peor de todos los males,
porque prolonga el tormento."
Friedrich Nietzsche             

¿Podemos ir en busca del tesoro eterno? ¿Aquella llama que flamea incandescente bajo la espuma del mar? ¿Permitirías, oh sagrada reina, acaso el sólo acceder a mis peticiones? ¿Cuál es el precio? ¿Y cuál la hazaña? 
Toma mi mano, dijo Ella. Escondámonos en la ciudad oculta, lugar oscuro y recóndito, custodiado por leones ávidos de sangre y carne. Llevaré yo, pues, la antorcha; fuego que bañaba el cuerpo de Aquiles, inmortal deseo de poder y soberbia. Yo seré la guía, vanguardia capaz de regir y gobernar. Ten, me dijo, sostén la llave del reino en tus manos. Espérame aquí, volveré al cabo de una noche primaveral, es menester rociar un viñedo, la ceremonia de Dionisos está a punto de comenzar. Tienes prohibido el acceso al Reino, al volver, si persistes aguardando mi llegada, concederé tu entrada a un baboso capullo. Tendrás, pues, que esperar. 
Esperé entonces pequeñas eternidades, infiernos vacíos y helados. Fueron minutos y horas primero los verdugos de mi ilusión más inmediata, días y semanas después. Preso fui de años y centurias, décadas. Mi piel ya desvencijada, fría y áspera frente a los avatares del viento y el granizo, jamás perdieron la esperanza y por ello el tormento fue aún mayor.
Tras una nublada noche de verano, cuando las estrellas escondidas y temerosas no osaron mostrar su luz intermitente, y mientras la tierra vomitaba los más pálidos vapores pariendo a una espesa niebla, se oyó un zumbido supremo y grave desde lo profundo de la oscuridad. Miles de abejas, obreras, ingenieras, laboriosas adictas a la reina de las reinas, con sumo placer transportaban a mi irónica amada. De los vestidos, con suma delicadeza, la guiaban. Dormida en el más profundo sueño iba Ella; o eso vieron mis lacrimosos ojos al contemplar la única perfección que verá el universo jamás.
La ilusión que socavó mi pecho perforó las impenetrables entrañas de mi ilusión, de la esperanza añeja en la caja de Pandora. Me percaté de la inocultable y terrible realidad de encontrarme solo en la cima de un infierno inabarcable, inconmensurable, inmenso, omnímodo. De saberme iluso y frágil, de comprender al fin que la ilusión es la nada misma, un velo atroz que el destino puso sobre mis hombros, mis ojos y mi frente toda. De entender que el sueño había acabado, verte en tu lecho recostada eternamente y viajando.
Hipotéticamente, si me doy por vencido ¿podré embarcarme hacia el destino omiso de nubes y perfume de rosas donde anidarás en el invierno próximo? ¿Aguardaras por mí? ¿Una vez más?

domingo, 23 de junio de 2013

Verbitsky, entre los 90 y la actualidad.

Si en algo contribuyó el conflicto que enfrentó a Clarín y al Gobierno Nacional es a la intensificación de un debate sobre el rol de los medios de comunicación y el rol del Estado en su regulación. Este debate, que contó con numerosas limitaciones, intensificó el criticismo hacia la labor del periodismo que no necesariamente se tradujo en una mejora de los servicios o en una comunicación verdaderamente democrática y pluralista. Un caso ilustrativo lo representa la televisión autorreferencial como 678, TVR o Duro de Domar. Programas en los cuales sus panelistas entablan discusiones sobre la labor periodística de otros medios y periodistas. Por ello, muchos han sido quienes han catalogado a éstos como "periodismo de periodistas". 

No obstante, esa perspectiva sobre los periodistas se transforma (para quienes consideran que el periodismo es el cuarto poder) en un 'observatorio' que funcionaría como 'quinto poder': el de la vigilancia ciudadana sobre el ejercicio periodístico. 
Falso.
Una verdadera vigilancia y control de los medios de comunicación y la práctica del periodismo en general se entabla a partir de una política comunicacional que permita, verdaderamente, la participación de la ciudadanía en la producción y desarrollo no sólo de los contenidos sino también en el acceso a ellos. La actual ley que el oficialismo perfilara como la que garantizaría la pluralidad de voces entiende a la comunicación en los mismos términos que los actuales grupos mediáticos: como una competencia (capitalista). 
En ese marco, uno de los periodistas que se erigió como vocero del kirchnerismo desde sus columnas de opinión es, sin duda, Horacio Verbitsky quien paradójicamente, durante el menemismo defendía valores e intereses contrarios a los que proclamó en la última década. 
Una muestra clara de ello puede leerse en la columna  del 27 de junio de 1993 titulada "Falcon Verde", texto que también forma parte del libro Un mundo sin periodistas.  
El artículo está situado contextualmente en un enfrentamiento entre Clarín y el gobierno de Menem con características similares a las actuales. Sin embargo, HV fiel a lo acostumbrado (y la historia así lo confirma) no aboga por una postura independiente, por el contrario, del lado de Magnetto y cía arremete contra el menemato que acusaba a Clarín de lo mismo que hace unos años CFK acusó al pulpo mediático. 

Extractos de una paradoja: 

"Las reiteradas insinuaciones acerca de supuestas irregularidades en la adopción, que las Abuelas de Plaza de Mayo investigaron sin llegar a ninguna conclusión, son empleadas desde hace casi tres años por el Poder Ejecutivo Nacional para presionar a la directora de Clarín sin asumir en forma directa la responsabilidad por una práctica que se parece a la extorsión, y que la víctima rehusó denunciar" (p 284)*
 "La regulación, que Página/12 postuló en 1989, cuando Menem recorría el camino contrario, es una facultad que el Estado no puede delegar. Pero las motivaciones del oficialismo para postularlo en este momento son tan transparentes, los métodos que ha empleado hasta ahora frente a la directora de Clarín, tan bajos, y su indiferencia por la constitución de verdaderos monopolios sin control en los servicios entregados a la actividad privada es tan absoluta, que lo privan de legitimidad para avanzar en este terreno [...]" (p 287)**
 *, **  Horacio Verbitsky. Un mundo sin periodistas. Bs. As: Planeta, 1997. pp 284-287

viernes, 21 de junio de 2013

Fito, el Estado y Cromañón

En determinados sectores sociales la contratación de reconocidos artistas nacionales para la realización de eventos organizados por el Estado -generalmente de características proselitistas- ha despertado polémica tras darse a conocer los montos que cobran estos artistas. En los últimos años, la figura de Fito Páez ha sido el emblema de la cultura al servicio de los actos estatales. 
Desde luego, la presentación de estos músicos en los escenarios oficiales se hace bajo la excusa de la promoción de los artistas y valores nacionales en desmedro de la hegemonía de artistas extranjeros, principalmente anglo-norteamericanos. Pero en realidad, se trata de la promoción de artistas que gozan de una gran popularidad y que de una u otra forma se han manifestado conformes con la política oficial.  No obstante, la popularidad de la que hacen gala los 'promotores' de músicos como Fito Páez, está basada en la asociación con las principales firmas y sellos discográficos, y por ende, en el consumo; mas no así en las verdaderas características populares de su contenido artístico. La popularidad de los artistas nacionales promocionados por el Estado, entonces, atiende a la masividad de un producto artístico entendido como mercancía. 

Fito Páez, en 2005, a meses de la masacre de Cromañón se despachaba sobre el rock chabón:
"Para esa gente, si te ponés a estudiar música sos puto o no sos del palo"[El rock chabón] "tiene 194 muertos ahí por no revisar lo que hace y por todo lo que genera el manifiesto del barrio argentino, y por ser del palo y pensar la argentinidad desde una birome"


De sus declaraciones resaltan dos lecturas. Por un lado, criminaliza a la música y, en este caso en particular, a Callejeros. La actividad artística claramente no es responsable de la muerte de 194 personas. La acusación es tan falsa como la que alguna vez Clarín utilizó cuando tituló, el 27 de junio, "La crisis causó dos nuevas muertes". Ambos desvían la mirada sobre las complicidades políticas. Además, culpabiliza a los sectores sociales, de "barrio", que adscriben al rock chabón.

Fito, más masivo que popular.