jueves, 1 de agosto de 2013

Ophidia

Vieja reina inmortal
¿acaso no son tus miradas las flechas
que arden en el cielo llamadas estrellas?
¿No es sino tu piel la digna madre del desierto?

Y si alguna vez cruzaste tu cuerpo
¿fue para abrazarte o para acorazar a tu presa?
Pecadora, tentadora indiscutida
Cuando naciste: ¿fue un volcán tu padre o un dragón tu madre?

Tu lengua es un látigo
Tus colmillos, la prisión perfecta de tu caza
Tu sangre reposa en un grial ardiente
Y tu veneno es el deleite de los diablos.

Desafiaste a los dioses y meritorio fue tu trabajo
Sobre los árboles acosaste a los hombres
Tu híbrido cuerpo será santificado,
orgías satánicas esperan por nosotros.

La perversión del ojo virgen
La malformación de la naturaleza
Aterradora diosa mística
Una llaga en la putrefacta tierra.

Inspirada en cadenas fuiste creada;
De la hoguera de los árboles, del llanto de la luna
Con fuego naciste, con aire creciste
De agua alimentada, con tierra fallecida.

Es tu escamosa piel el dolor de la arena
¡Oh vieja reina inmortal!
Que imperas en nuevo y viejo mundo
Muéstranos por siempre tu agresiva belleza