En la noche del sábado
25 de febrero de 2006, Paulina Lebbos salió a divertirse como cualquier otro
joven tucumano. Ingresó a un boliche bailable de la zona del ex mercado de
abasto. A la salida visitaría a su novio pero jamás pudo llegar.
Tampoco apareció
por casa junto a su familia lo que despertó la alarma de su padre Alberto, por
entonces Subsecretario de Juventud de la Provincia, quien cerca del mediodía
del domingo inició su búsqueda. Trato de comunicarse telefónicamente pero no
pudo ubicarla, entonces llamó a sus amigas y conocidos encontrando la misma
respuesta en todos ellos: nadie conocía su paradero. Por último, realizó la
correspondiente denuncia policial.
Paulina estaba
desaparecida. Había sido secuestrada. Días después fue hallada a la vera de la
ruta 341 en Tapia, sin vida y con el cuerpo en descomposición; brutalmente
asesinada.
A partir de
entonces, la vida de Alberto y la familia Lebbos cambió para siempre. También
el clima político y social de Tucumán que no sería el mismo por la lucha
compartida por otras personas con familiares víctimas de crímenes “sin
culpables”.
El nacimiento de la Comisión de Familiares Víctimas de
la Impunidad
Al momento de su
muerte Paulina tenía 23 años y cursaba la carrera de Ciencias de la
Comunicación en la Facultad de Filosofía y Letras. La conducción del centro de
estudiantes de esa unidad académica, en aquel momento a cargo de la agrupación
PUL del Partido Obrero, puso en pie una serie de movilizaciones exigiendo
justicia tras conocerse el asesinato de la joven estudiante. Al poco tiempo se
sumó Lebbos y con él decenas –luego centenares- de personas en la misma
situación: familiares asesinados cuyos crímenes aún permanecen impunes. Así
nació la Comisión de Familiares Víctimas de la Impunidad que actualmente lleva
en sus listas más de doscientos casos sin justicia en toda la provincia, muchos
de los cuales tienen como responsables directos a patotas y sicarios vinculados
con el poder político.
El 26 de febrero
último se cumplieron 8 años de su asesinato. Desde 2006 y durante los años
transcurridos a partir de entonces, el crimen no ha pasado al olvido por la
lucha inclaudicable de su padre Alberto y la fortaleza de todos los familiares
que de manera ininterrumpida marchan todos los martes alrededor de Plaza Independencia
exigiendo Verdad y Justicia.
La lucha por el
esclarecimiento del crimen de Paulina y de todas las víctimas de la impunidad
ha desenmascarado el gigantesco marco de corrupción que afecta a todos los
poderes del Estado y las mismas fuerzas
policiales. De los ocho años que lleva la causa ya han sido encarcelados tres ex
agentes policiales por encubrimiento y se han apartado de la causa a los
fiscales Noguera y Albaca por entorpecer el desarrollo de la investigación. No
obstante, queda un largo camino por recorrer.
La lucha y su mensaje
Alberto no asume
los aniversarios del crimen de su hija como una fecha conmemorativa de llanto y
melancolía. Los entiende, en cambio, como jornadas de luchar por Justicia. Él
mismo se encarga de señalarlo en la noche previa a su octavo aniversario: “Si
no hubiéramos marchado la causa de Paulina estaría enterrada. Ese es el valor
más grande que tiene la lucha” y advierte “Pueblo manso, buen esclavo”.
Cada año, la
muerte de Paulina se ha transformado en una Jornada Anual de Lucha Contra la
Impunidad y la invitación a marchar y acompañar su reclamo y el de la Comisión
está abierto todos los martes.
Acompañar el
reclamo en contra de la impunidad da todo un sentido al funcionamiento que
debiera tener la sociedad: les dice a los políticos corruptos y a los hijos del
poder que van a ser juzgados por sus delitos y crímenes. Les dice al resto de
los ciudadanos que no se puede ni se debe vivir con miedo y que la lucha
involucra a todos, porque como el mismo Lebbos se encarga de aclarar “la lucha
en contra de la impunidad se la tiene que dar en todos los ámbitos porque
cuando hay impunidad inexorablemente los delitos se repiten y se repiten”.
Hoy es por
Paulina y todas las víctimas. Mañana, puede ser cada uno de nosotros los que
integremos la lista de las víctimas. Hay que decir BASTA.