sábado, 30 de noviembre de 2013

No es el Género, es el Capitalismo

Las mayorías de las leyendas y consignas reivindicativas, que circulan por las redes sociales y por la web en general, relativas a la defensa de los derechos de las mujeres y el movimiento feminista están referidas a la liberación de la mujer y la conquista de sus espacios en la sociedad autoritaria y patriarcal actual. Existen aquellas cuyo énfasis se halla en la crítica hacia el patriarcado y la estructura e ideología machista sobre la que se asientan las relaciones sociales. La fraseología varía según el contexto específico de la problemática de género en particular que se denuncie. Así, sobre la lucha contra las redes de trata de personas con fines de explotación sexual se clama "Sin clientes no hay trata", responsabilizando sólo al pérfido ciudadano consumidor de mujeres -y que constituye un eslabón importante en el sostenimiento de la cadena de explotación- pasando por alto el terrible trasfondo político y económico que involucra al Estado como cómplice de las mafias que operan secuestrando mujeres. Otra de las consignas que se ubican en este mismo sentido es aquella que reza "El violador no es un enfermo. Es un hijo sano del patriarcado". Ésta, lo mismo que la citada anteriormente, dimensiona sólo una parte del problema que es un derivado de la estructura económica de la sociedad. Su crítica se enfoca sólo en el patriarcado como si éste estuviera deslindado de la organización económica que determina las relaciones de producción, de vida, de consumo y de formación cultural de la población. En fin, son consignas que dirigen la crítica de la situación de opresión de la mujer por fuera y sin consideración de la opresión que le imprime el propio capitalismo a la mujer trabajadora.
Otras citas, que incluso reconocen la necesidad de un nuevo sistema de relaciones de producción, tales como "Sin feminismo no hay socialismo" también pecan en su formulación: ningún feminismo es posible sin antes combatir el capitalismo y las condiciones de opresión que perpetúan sobre las mujeres y la reproducción de esquemas ideológico-culturales. 
La crítica a este repertorio de fraseología feminista no se presenta como una crítica de forma o sólo de contenido en oraciones que se propagan por redes sociales y plataformas cibernéticas sino que está orientada a la crítica de la concepción política que emana de ellas, ya que es a partir de la perspectiva y caracterización política del sistema económico, político y social imperante que garantiza la opresión hacia la mujer que se generan estas consignas que pretenden reivindicar el rol de la mujer en la sociedad [capitalista].
De lo que se trata no es de la oposición entre género o sexos, sino que por el contrario es la lucha consecuente contra el sistema que determina esta opresión hacia la mujer trabajadora sobre la base de innumerables instrumentos y herramientas represivas en instituciones religiosas, culturales, académicas y morales. 
Es una lucha clasista y, por lo tanto, revolucionaria. 
Lo expuesto hasta aquí lo describe de manera clara y sucinta un documento del Plenario de Trabajadoras, titulado Opresión y lucha de la mujer trabajadora:


"Desde sus orígenes los revolucionarios impugnaron a las corrientes políticas feministas que sostienen que la liberación de la mujer es un problema “cultural”, que une a todas las mujeres, sin diferencias de clase, y enfrenta a un sexo con el otro. Y que esperan resolver el problema “cultural” sin tocar la propiedad privada de los medios de producción. No es sexo contra sexo, es clase contra clase.
"Mientras la producción no tenga un carácter social no habrá una verdadera emancipación femenina. La liberación de la mujer exige enfrentarse al capitalismo y a todas sus formas de dominación política" 

"No es sexo contra sexo, es clase contra clase"
Obra presentada en el marco de la Jornada Política y Cultural "Las mujeres por nuestros derechos" organizado por el Plenario de Trabajadoras del Partido Obrero. Jujuy, 28 de Nov. 2013

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