viernes, 21 de junio de 2013

Fito, el Estado y Cromañón

En determinados sectores sociales la contratación de reconocidos artistas nacionales para la realización de eventos organizados por el Estado -generalmente de características proselitistas- ha despertado polémica tras darse a conocer los montos que cobran estos artistas. En los últimos años, la figura de Fito Páez ha sido el emblema de la cultura al servicio de los actos estatales. 
Desde luego, la presentación de estos músicos en los escenarios oficiales se hace bajo la excusa de la promoción de los artistas y valores nacionales en desmedro de la hegemonía de artistas extranjeros, principalmente anglo-norteamericanos. Pero en realidad, se trata de la promoción de artistas que gozan de una gran popularidad y que de una u otra forma se han manifestado conformes con la política oficial.  No obstante, la popularidad de la que hacen gala los 'promotores' de músicos como Fito Páez, está basada en la asociación con las principales firmas y sellos discográficos, y por ende, en el consumo; mas no así en las verdaderas características populares de su contenido artístico. La popularidad de los artistas nacionales promocionados por el Estado, entonces, atiende a la masividad de un producto artístico entendido como mercancía. 

Fito Páez, en 2005, a meses de la masacre de Cromañón se despachaba sobre el rock chabón:
"Para esa gente, si te ponés a estudiar música sos puto o no sos del palo"[El rock chabón] "tiene 194 muertos ahí por no revisar lo que hace y por todo lo que genera el manifiesto del barrio argentino, y por ser del palo y pensar la argentinidad desde una birome"


De sus declaraciones resaltan dos lecturas. Por un lado, criminaliza a la música y, en este caso en particular, a Callejeros. La actividad artística claramente no es responsable de la muerte de 194 personas. La acusación es tan falsa como la que alguna vez Clarín utilizó cuando tituló, el 27 de junio, "La crisis causó dos nuevas muertes". Ambos desvían la mirada sobre las complicidades políticas. Además, culpabiliza a los sectores sociales, de "barrio", que adscriben al rock chabón.

Fito, más masivo que popular.


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